(...)
en el barrio de lichtenberg
en la estación de trenes del barrio de lichtenberg
hay un puente perpendicular a las vías
que comunica los andenes con el cielo
desde ahí arriba
desde ese puente peatonal de hierro
desde un lugar mas o menos equidistante
entre el este y el oeste
a través de la malla metálica que protege
hasta la cintura al paseante del moderado abismo
por ciertos orificios de esa trama
cerrando un ojo y haciendo pasar el otro
como un camello por el ojo de una aguja
puede verse
en cualquiera de los días grises que berlín
prodiga todo el año
una luz rubia que hechiza aviva y cura
un resplandor apenas perceptible
a primera vista un desperfecto
una indeseada mancha de la lente
es la amarillenta luz angélica
que san miguel diomede mártir descubriera
y develara para siempre
desde su laboratorio del barrio de la boca
a la bartola siempre oscura
esa luz
esa luz
que así como la irradia un limón también
podría soportarla el techo de un vagón
del metropolitano
funciona en este caso como un marco
de la fuga gris de los andenes
(…)
hay colores que sólo viven
para iluminar el pulso de lo invisible
otros
como el blanco fluorescente
para señalizar las autopistas
hay un amarillo de cadmio que vive en el subte
un ocre mitad carmín en las mejillas
del tren urbano
el rojo bermellón del regional
el plateado sucio del intercity etcétera
de la mezcla de todos ellos nace
la gelatina de los indicadores digitales
de llegadas y partidas
que sugiere una tercera dimensión
hija natural de los cuatro elementos en tránsito
ahora bien
esa luz que diomede quería sobre las frutas
crispada aquí sobre el paisaje anémico
pareciera surgir del choque del sonido
más bien del choque
entre la realidad recién nacida
y su envejecimiento
entre poro y pelusa
eso que llega y huye a cada paso
ese polvo
ese grano esa caspa esa parte
es el todo
(...)
el tren es el último color que nos queda
dice
y la estela vaporizada que sale de su boca
es más elocuente
al menos dura más que el sonido
supongamos que soy la entropía
y esta ciudad es la constante de bolzmann
le digo haciéndome el canchero mientras
pasan los vagones plateados del tren
que va al báltico
y su perfil en la moneda gris de la mañana
ni siquiera parpadea
la grandilocuente vacuidad de mis frases
no tiene otro destino que manguearle atención
trato de impresionarla
igual no parece conmovida sino arisca
tja
chasquea
ese amargo remedio contra la pena
que en estos bares
se consume a la altura del latte-macchiato
(...)
quedémonos callados
silencia
diciéndonos las cosas que hay que decir
como arbolitos intercambiando pájaros
me dice
quedémonos dorados y crocantes
muertos
yertos
agudos
vigilantes
como hojas caducas pero al palo
efímeros tripulantes de un eterno abrazo
(...)
ante todo habrá que perdonarse
haber envejecido
todavía parece que acabamos de llegar
y va para diez años
además
antes de tragarnos la tierra que nos toque
reguemos un rato más los fantasmas inocuos
de lo que hay
de lo que queda
(...)
aunque la calle ho chi minh ya no exista
birgit se baja del tranvía en la estación
ecke-landsberger-alle-ho-chi-minh-straße
y con ella los que se retiran del banquete
con el apetito intacto
los que acuden con filosa puntualidad
al toque mecánico de los pastores
las almas troqueladas que visten santos
con hábitos de manual de autoayuda
los practicantes de impostor
los inversores obedientes
los justicieros verdes subsidiados
los detectores de verdades
los grupos de salvataje
los recaudadores de arroz para la foto
del hambriento
los jueces de línea de la liga regional
las familias rubias flambeadas completas
envasadas al vacío del enorme volvo blanco
(...)
ho-chi-minh esquina lenin
corrige
no es una mala fe de erratas
dictada por la ostalgie o el resentimiento
según el ángulo de donde se mire
según el feng shui de la antroposofía
según la distancia el color el día a día
todos somos unos hijos de puta
una amenaza
cuanto más inofensivos más peligrosos
hagamos lo que hagamos
llega el sueño
y entonces los seres de la noche
esos simpáticos duendecillos
de la gestapo de la stasi
lo deshacen todo
por eso despertarse no es nacer
sino empezar de cero más cansada
y más vieja
haceme caso
no te duermas
(un nudillo golpea la mesa mientras
el otro enciende una vela)
(...)
¡con todo el esfuerzo que hicimos
para portarnos mal!
jadea
mientras saca del freezer unas bolitas verdes
y las mete en el horno microonda
hoy dan la familia falafel se aburre en calesita
es todo lo que se puede ver de lejos
en esa puta tele*
al menos es el único reality posible
cambia de canal
sigue y se emperra ¡con lo obediente
que fue siempre nuestra rebeldía!
no es tan extraño que después
de haber invertido toda nuestras secreciones
en la revolución
la persuasión incluso de haberla consumado
cuando en realidad lo único que hicimos
fue fumar fascismo y perder guerras
no es tan extraño digo y dejame terminar
dejame hablar
que después de tanta gesta paranoia
de tanta delación correctiva
la jornada de ocho horas con vacaciones
y premio al empleado del mes
nos ponga tan cachondos
un pasado ignominioso
un futuro que puede medirse con el segundero
no da ni para deshojar las flores del escándalo
*Fernsehen (lejos-ver), televisión en alemán
(...)
nuestro amor
que ademas de inmortal también está enfermo
tose y expira
debajo de la pila de besos
que reservábamos para la gran primavera
pero las estaciones no están ahí
sino embotellamiento de turistas
a las puertas del horno
(...)
pensar que te querías fumar una palmera entera
que pugnabas por garcharte a la valquiria
más alta e inaccesible
irrumpir en el hades a lo macho
y con una balada obscena
liberar a las presas
marchar al oriente del budismo como un carlitos
carbonizado con tal de sentir algo
(…)
nada resurge de las ruinas
al lado de mi casa hay un jardín
un discreto jardín que hasta el 45
fue la casa de al lado
debajo del jardín hay una bomba inglesa
de quinientos kilos
intacta
vigilada por un número indeterminado de cuerpos
en esa habitación en ese sótano
cubierto por una gruesa tapa de cascotes
materia parental subsuelo
humus pasto árboles
y flores y niños pateando una pelota
el aire que ha quedado aprisionado
junto al proyectil y los cuerpos
es todavía el aire de la primavera del 45
(…)
toda la ciudad es un soterrado cementerio
cuya relojería oxidada supura secretos
las capas superpuestas de cada manzana
conforman un ectoplasma
en donde las épocas cohabitan
aquellos que no lograron salir de los sótanos
los que nunca llegaron al bunker
las bombas que penetraron silenciosas
los alaridos de las ruinas
dicen o quieren decir algo
que la codicia pulmonar del sobreviviente
desatiende
la ciencia contable no sabe
en qué columna asentar esas voces
(...)
el pacman insaciable del libre mercado
se zampó en dos décadas la mitad del bloque
la mitad oriental del oriente espera
con el pasto rapado y cajones
de birra subsidiada por las grandes cadenas
las cajeras democristianas del super biológico
tararean una cifra de moda
la tarde pasa en reversa
por un instante parece que va a amancer
pero anochece
afuera desfilan figurantes con máscaras
de viejos amigos muertos
apenas una muestra
de los residuos poco degradables
que acopia la memoria
un horizonte herido a simple vista
una hermosa palabra
fatamorgana
(...)
queríamos ser los únicos los irrepetibles
éramos lo otro el otro la cansada consigna
la unidad básica perdida
el satori nacional y popular
el bodhisattva asmático
del poster
traicionado en bolivia
un tirano prófugo sonriente
pelado y obeso en posición de loto
etcétera
fueron
siglo pasado
nuestros idilios pampa
hasta los asados bonaerenses
habían quedado rezagados porque
la carne es triste
está a la vez quemada y cruda
(…)
había una vez un gorila
tenía el cuero lleno de escamas grises
le dolía la piel o le dolía que lo viesen así
solía arengar a sus jóvenes discípulos
con amargas sentencias sin postre
yrigoyen era un incapaz
perón un canalla
esto nos libera de la maldición binaria
(…)
toda identidad es falsa
canta el polaco
finge fraguar una arcilla que no cuaja
cualquier definición caduca
en la góndola de alimentos integrales
como un reloj a cuerda que sólo sirve
para medir
con fervorosa exactitud
la lenta y compleja cocción del arroz yamaní
(…)
a mediados de los años ochenta
en los alrededores de ouro preto
minas gerais
de las ramas sarmentosas de una mata virgen
que empezaba a granar
inmediatamente después de agotadas
las lluvias de marzo
innumerables hippies de todos los colores
y formas caían casi maduros para semana santa
a la entrada de la aldea de santo antonio do leite
debajo del puente que cruza el río das pratas
varada en la arcilla fluorescente del margen
hay una perra muerta
es casi lo único que recuerdo
los jipis colgando de la mata y el paisaje
que cada tanto caía erosionado y rojo
nada más
eso y la perra muerta en la arena
a la vera de un agua de color canela
atropellada ayer
por una camioneta en reversa
(…)
la memoria asoma de un sustrato mierdoso
salvo piezas de desguace no quedan testigos
los que perdieron el conocimiento por esos días
nunca más lo volvieron a encontrar
bajemos la cortina y oremos
bendito sea paulinho
que se nos quedó en los hongos de una fiesta
y hoy goza de una muerte en toda regla
nuestro bravo vicente
el lampadóforo
bendito sea el ojo montaraz
que lo ve todo
mejor que un gurka con mira laser
benditos sean esos muertos urgidos
que juraron incendiarnos a todos
gracias a sus votos de silencio nunca
sabremos si cumplieron
(...)
a trescientos millones de años luz de la tierra
parado en una de esas baldosas inmensas
que naufragan en la vereda de la prenzlauer alle
más cerca de la osa mayor que del milagro alemán
al fondo tinta negra diluida en el índigo sucio del otoño
escucho un ¡negro!
me dice ¡tanto tiempo! me dice
tanto tiempo sin verte negro
me aprieta
paseamos por la ciudad
representando al pie de la letra
la estatua viviente del turista
rozándonos levemente al caminar
pero evitando toda carambola
(...)
un brazo una gamba la bocha otra pierna
los miembros dispersos del judío errante se citan
se encuentran en la capital del reino
para presenciar entrada la noche
en el corazón mismo del encastre quirúrgico
del este-o-este
para presenciar y celebrar
llegado el alba
en la reunión de sus miembros de antiguo dispersos
su inapetente alivio de morirse
(...)
la paso a buscar por un hostel de mitte
caminamos por la unter del linden
hasta la puerta de brandemburgo
bordeamos el monumento al holocausto
hasta potsdamer platz
la pantalla gigante del sony center
muestra una foto como de fuegos artificiales
es un cielo narcotizado
la colisión de cinco galaxias
a trescientos millones de años luz de la tierra
vamos de acá para allá con un alegre
imbécil entusiasta despiste
febriles y sedientos como vírgenes
hablamos todo el tiempo del pasado
del pasado de allá
acaso porque el presente o el futuro de allá
visto desde acá suena pretérito
esta vez es la pantallita doble del subte
la que anuncia la colisión
de cinco galaxias en la constelación pegaso
la enorme onda expansiva
es mucho más grande que la vía láctea
(...)
a despecho del barullo insomne
con que la noche roza la nervadura
de la piel del barrio
la piel del barrio agarra y arma un silencio
un silencio áureo
que ventila a los muertos
del cementerio de la gotlindestraße
esa dorada asimetría
les consiente respirar más calmos
ahora el minúsculo
imperceptible resuello
suma colma como una pátina
por fin el silencio es tan grande
que exorciza el laborioso conjuro
que nos mantiene vivos
quietitos todos
ya ni el fatigado porvenir se atreve
(...)
en eso te dan ganas de mirar hacia arriba
una bandada torpe escarba el gris del cielo
no creo que esos gansos vavan a ninguna parte
viajan sólo lo salvaje viaja
es posible que gran parte de ese silencio
sea el verano
que el verano sea al menos lo que más calla
como afirmando así que no se muere
por la ingesta de un antídoto
(...)
no hay nada más profundo a esta hora
que esta superficie
es algo así como una copia del barrio
dermis superpuesta a sí misma
sin espesor alguno
una región invisible
memento traslúcido en donde florecen
exégesis de cada calle
que se confunde con la calle misma
no se trata de hablar ni de escuchar
hay que ir y verlo
de todas maneras no importa
el porvenir nos pasa
(...)
en la balada de lichtenberg se aclara todo
(...)
ningún cartel
ningún tranvía ningún comic
ninguna canción nombra al viettown
(...)
envasado en un enorme survenir de lata
aderezado de neones multicolores
si se entra por la boca de la criatura
nunca se llega al vientre
laberinto orgánico cambiante
el espacio se repliega se abre se cierra
como articulado por biombos alados
ningún barrio de thành phố o de hanoi es así
(…)
el perfil del héroe del logo del restorán hanoi
remeda al dios del negro espejo humeante
aquella potestad nahuatl del cielo y de la tierra
(...)
en esas nuevas manzanas remozadas a la orilla
del rummelsburger see
el barrio aún conserva el paso férreo del emblemático
caballo blanco que solía arquear las piernas del mariscal
gueorgui konstantínovich zhúkov
(...)
aún no amanece y ya el paisaje
es un vaivén de tripulantes potenciales de tranvía
cruzando la avenida sin esperanza alguna
de llegar al verano
no están ahí del todo
son como el recuerdo o la premonición
de otras tantas ausencias
(...)
los árboles del tierpark son esas manchas
apenas más oscuras que el fondo de tinta
tendrías que verlos en mayo
con sus melenas verdes al viento
(no hay ventanas cerca y eso amplía
las pausas entre negro y tiniebla)
(...)
esas mujeres enormes en cuyo rostro interminable
relincha una incomodidad vertiginosa
que les enturbia la mirada
los ojos zarcos desteñidos
no son muy amables que digamos
esos monumentos a la movilidad
están atravesados por una verticalidad injusta
que las inclina a un deporte sin goce
sólo el trabajo las hace libres
cigüeñas sedentarias
demasiado pesadas para el vuelo
(...)
un artista es siempre sospechoso de profanación y estupro
introducir una nueva balada en el cancionero del mundo
es una tarea que sólo se logra con violencia
(...)
me acuerdo hacía calor
estaba espeso y oscuro el aire
tu mano clara señaló hacia arriba
tu voz dijo cielo eso negro es el cielo
había un círculo clarito
una cosa redonda y blanca en el aire
en el centro del cielo
y dijiste esa cosa que late
y que se traga todo
incluida la noche
esa boca redonda ese ojo sin iris
es mi madre
(...)
esto blanco es la luna dijiste
señalando el centro de tu vientre
con el dedo
el dedo hacía como ejercicios
proyectaba la sombra de un garfio
en la pared
un gesto que se me antojó oferente
es decir me parece
me invitaste a mirar por la ranura
por la boca redonda
por el ojo
por el centro del cielo
miré vi vi
vi cosas que no se puede
que no me animaría a nombrar si se pudiese
vi casi casi todo y lo entendí de golpe
el pulso del tiempo dejó de oírse
para cuando amaneció lo fui olvidando
como si se disolviera en la saliva
de la claridad
el día se lo llevó todo
incluida la noche
(...)
entro en una celda luminosa
en ruinas y sorprendo a mi madre
atareada en la cocina
hablando sola
se alegra mucho de volver a verme
lagrimea mirándome a los ojos
pero en el momento en que va a saltar
a mi brazos baja la vista
‒¿qué es lo que es eso hijo?
recién entonces me doy cuenta
llevo algo enorme en los brazos
es un hueco un pozo
un agujero de bordes intranquilos
me acerco a la pared
sin ningún esfuerzo
lo cuelgo a media altura
‒¿te gusta mamá?
por ahí se va y se vuelve
‒te estaba esperando
ahora que estás tan viejo como yo
te habrás dado cuenta
‒se espera todo el tiempo
en todas direcciones
se espera que el futuro mejore
que el pasado corrija
‒¿te acordás del valiant rojo
de papá que se nos hundió
casi llegando a la martín garcía?
‒recuerdo el día que entré
y te sorprendí atareada en la cocina
hablabas sola
‒hablaba con vos tarado
es que vos siempre llegás tarde
‒¿pero te gusta mamá?
¿te gusta lo que traje?
‒tu voz ha mejorado mucho
ya no la entiendo
(...)
durante el desayuno
en un kiosco de la estación de lichtenberg
corrijo más de la mitad del sueño
casi olvidado
como si fumara
muerdo la punta del lápiz
miro pasar los trenes
(...)
se me acerca el viejo de las botellas
como si acabáramos de vernos
no me saluda
señala la estructura metálica
con forma de pirámide
que adorna con insulso misterio
el lado norte de la humanplatz
me habla largamente
del péndulo de foucault y concluye
‒lo dijo el loco de ulm
hay que correr mucho
para conseguir quedarse quieto
(...)
una última bandada
de ángeles emigra hacia el sur
estamos solos
mi máxima ambición es conseguir
juntar unas cuantas palabras
que te hagan mella
quiero decir
mi máxima ambición
sería tocarte con mi voz
aunque más no sea
ahora que la carne se nos pasa
ahora mismo
mientras buscamos otras voces
para hacer un fuego
(...)
me habrás oído despotricar
mil veces contra las bravuconadas del énfasis
pero esta ciudad
desprovista en absoluto de vehemencia
me está matando
(…)
‒también el dolor se duplica
cuando el cuerpo se abre
hace otro cuerpo
explica que el espíritu santo
vendría a ser algo así como el chi de los chinos
(…)
el milagro es tan sólo un efecto para la conmoción
para el escándalo
el pan multiplicado propaga la fe
pero no calma el hambre
(...)
qué hacen esos muchachos
posando para el patrullero verde
qué hacen a esta hora
la ambulancia escarlata fluorescente
del servicio de urgencia
los borrachos grumetes de la alcantarilla
qué hacen los que hacen de cuenta
que fingen qué hacen
los que desde antes de levantarse
desde antes de estar
haciéndose los despiertos
se hacen los dormidos
(...)
‒no te distraigas porque te lo vas a perder
si hay algo que merece nuestra atención
son los horizontes
las únicas cosas
de las que nos damos cuenta
pasan lejísimo
sigue diciendo su voz bronca
mientras pasa el tren rojo rumbo al báltico
a una velocidad tal
que es posible que los muñecos aburridos
desde las ventanillas
vayan leyendo el cartel de lichtenberg
como si fuera un aforismo
(...)
tuve una novia a veces
tenía una molécula
a esta altura
que daba una luz tibia irisente
y con cualquiera de esos fulgores
hacía guisos sustanciosos
violentos
hubiera puesto en la balanza
su peso en oro
de haber estado mejor
de los pulmones
de hecho era igualita a else
el ángel estilita de la gran estrella
pero quién sabe
nos abandonó
no sé dónde la puse
(...)
tenía un tambor y una palabra
para hacer lluvia
afinaba y afinaba y afinaba
sus largas cuerdas viscerales
sin llegar nunca a pronunciarse
los dioses arrugaban
el cielo cauteloso
nos daba sus bendiciones
un segundo antes
del ataque del canto
(...)
sólo solos
podían entrar en el club
porque el club era sólo
de solos y solas
sólo solas y solos
decía en la puerta
y si bien esa puerta se abría
a cualquiera que fuera
sin acompañante
se cerraba implacable
tras el solitario
de adentro hacia afuera
nos citamos ante los portales
y ante esos portales puntuales
ansiosos
nos dimos la mano
con vistas a entrar de la mano
en el club de los solos
todo estaba en su hora y lugar
al menos
las lunas del cronógrafo
el cielo estrellado
su traje a lunares
nuestro idilio
el delicado raso de los guardias
en el tris de la cresta
de la circunstancia
flotando sobre una única baldosa
me dio su molécula al son
de la luz meridiana
los guardias cruzaron sus lanzas
en fractal conjura
se oían apenas las lluvias de fuego
de fiestas remotas
la luna del el reloj del traje
no había pestañeado siquiera
la aguja incisiva
contra los portales
habíamos logrado detenerlo todo
todo todo
pero todo para qué
pero todo para cuándo
la casta nigromancia
de mi novia
no echó abajo los muros
de la disco
ni doblegó las lanzas
nos entretuvo a todos
incluidas supremas entidades
pero para cuando la lágrima
siguió su curso
seguíamos afuera
no nos iban a dejar entrar
ni ahí
no nos dejaron
porque el club
era sólo de solos y solas
sólo solas y solos
rezaba en la puerta
y si bien esa puerta
se abría a cualquiera
que trajera en el traje
una corbata en vilo delatora
un cuerpo sin nadie
todo portal es puerta giratoria
de tan rápida
de adentro nos llegan las voces
nos llaman
llamaban a los gritos
los otros solitarios
quédense en el molde
no vengan
ni un paso atrás ni un crol
ni un paso al frente
por natural decantación
cada uno solo
encontrará su plaza en el jardín aullante
de los animales
(...)
un viejo luchador de cachascán
famoso en aquel entonces como paladín
de dual heroicidad solía decir
que a pesar de que la tierra es una esfera
caminamos como si no hubiera otra cosa
más que la rasa pampa bajo las alpargatas
¡la rasa pampa bajo las alpargatas!
ya no la quiero a else y voy y se lo digo
¿vos te creés que se le movió un pelo?
el ángel no va a bajar así nomás
de la columna
seguirá desde el centro de la gran estrella
viendo qué bien se conservan los progresistas
cómo progresan los conservadores
cómo asesina
la humedad nuestra hastiada rutina
(...)
los sobrevivientes
agobiados menos por la culpa
de estar vivos que por las afectaciones
de los héroes de las películas de guerra
regresan inconsolables por las vías muertas
(...)
la vida se va volviendo intolerable
en la medida en que mirando hacia adelante
el paraíso queda para atrás
la vida se va volviendo intolerable
uno se va inclinando sin darse
demasiada cuenta
-el porvenir nos pesa-
hacia una postura de santidad perversa
encorvadura del soporte
si se quiere
que consiste en encerrarse bajo siete techos
en atiborrarse de salamines y ensaimadas
en predicar el ayuno y la intemperie
(...)
traté de imaginar el próximo paso
pero sólo me cercaban recuerdos
recuerdo haber caminado
por una senda apenas insinuada
en la floresta
haber sentido bajo mis pies
un ruido bautismal promiscuo
como si mis plantas aplastaran
una hojarasca de hímenes
de vidrios vivos
como si hubiera entrado
en un museo de vírgenes ciegas
y las invalorables piezas de un antiguo
rompecabezas yacieran melosas
sobre el parqué
recuerdo haber sentido ganas
de subir llorando
por la claraboya de mis propios ojos
recuerdo haber comprobado la incapacidad
la ineficiencia de mis ojos
para llevar a cabo una tarea tan simple
los ojos nuevos vienen sin lubricar
y esta cascaja decrépita es un envase
demasiado joven
la traquea convulsa de presentimientos
el cólon inmutable y terco
el hígado transido de visiones
(...)
toda influencia filosófica
toda influencia literaria
toda influencia mística
como el sol o su ausencia
el frío
el desamor
el estado del hígado
los meandros de la digestión
la cotización del próximo minuto
(...)
no es posible hacer la cuenta exacta
pero el goteo religioso sobre el mundo
es otra víctima del flujo inflacionario
sino fijate
lo pone el monumento de alexanderplatz
basta con tener que esperar una centena
entera en la estación para darse cuenta
de lo caro que es
no hacer nada
hacerse pis es más caro todavía
anochece
la luna mueve todo menos la carga
(…)
nadie escuchó mi corazón cuando latía a lo bestia
era marmórea mi mirada entonces
un ángel ciego
las morisquetas de malevo jipi
más tristes que el malvón de la costurerita
me hicieron creer que me querían tanto
ebrio de énfasis
ardiendo sin leña
riéndome sin músculos
hacia un adentro que ya no es el mío
(…)
el nombre del barrio no guarda relación
con el del gran aforista
no es en su homenaje que las luces
tiemblan sobre el monte
sin embargo fue él quien descubrió
la infinitud de un fragmento
gracias a él
cada detalle
cada portal de cada cuadra
cada nimiedad
mantienen cohesión
fraguan en barrio
(…)
pensé que hablaba por hablar
pero no hay nada que decir
toda aventura queda lejos
y el héroe es siempre otro
(…)
un movimiento
en sí no es más que gracia
con la gravedad necesaria
como para que el pelele
no se caiga
o salga volando
pero el impulso es magia
si el color es local es un milagro
si el escenario es épico es brujería
si el coro es atonal y polirrítmico
es magia negra
¿pero cómo se llega a un lugar?
es claro que hay espacio y tiempo
pero en esto no tiene potestad alguna
¿se llega o de golpe se está ahí?
sea cual sea el lugar de origen
el lugar nuevo es un espejo
en el que uno se mira de reojo
y ve pasar un extranjero
(…)
desde la puerta de un cine
me quedo mirando el lomo de un mercedes
es tan perfecto el azogue plateado
tan pulida la superficie del vientre
que mejora la realidad a su alrededor
miro pasar el tiempo en ese reflejo
pasa un minuto
pasan otros también detrás
pero sigo pensando en el otro
en el minuto aquel
resbalando del vientre del mercedes
queda una ruina blancuzca
como tallada en hueso
y unos cuantos miles
unos cuantos cientos de miles de muertos
que acabarán fraguando en uno solo
en un solo ectoplasma
en un héroe admirable
apenas amenazado de olvido
pasa otro minuto
más corto y brillante
pasa la hoja que apacigua el cuerpo
y el cuerpo segado
deja caer la piedra
la piedra preciosa
el bloque impertinente salvaje
que encajaba automático
en la oquedad estereofónica
el que tenaz desahuciado
percutía los costillares
impregnando de paso a la sangre
del aroma de un alma
ahí va otro infinito
y se va haciendo tarde
una mancha invisible
hasta recién no más tuviste
y eras
un cascote galopándote adentro
entre las tetas
en la pampa lampiña del plexo
una piedra trivial y emprendedora
con una especie de efluvio transparente
que aleteaba imitando al espíritu santo
mientras que un poco más arriba
una bandera sucia
una verónica exangüe y flameante
le daba un toque bélico
un morbo inclaudicable
casi un misterio personal
sobretodo
ayudada por la brisa atornillada
al tope del monumento
(…)
aún frente al desfile de las colegialas
no ve sino caer grano a grano
el desgaste
la marca de la decrepitud
en la planicie de la piel más tierna
piensa en cruzar de una vez por todas
atravesar de un salto el negro río
pero la cobardía
la espera arcaica de un milagro
lo mece lo arrulla entre el desayuno
y el descrédito
laborioso de las obligaciones
la voz que trabaja en el sueño
se calla
de golpe
señala los cuerpos
el hierro sediento de los boers
la sangre de los zulúes
en el río sangriento
ahora es la prosodia del agua
lo que cuenta
(…)
los muertos van a mil
la velocidad de los muertos
es inversamente proporcional
a la lentitud de la belleza
(…)
inquieta la lentitud de la beldad
inmóvil la rapidez del cadáver
(…)
no exactamente el corazón
la frecuencia entre latidos
sólo en la mañana soleada
desnuda y lustrosa
la guitarra emerge del vientre
canta
tañe
amagues de eternidad
no exactamente el pulso
sino el silencio
(…)
prever lo que vendrá
es igual que leer el pasado
igual de inútil
y entretenido
cosas que emergen o se hunden
en el mismo magma
parado ente la puerta
de una nueva aventura
se dice
estoy a punto de recuperar
una sombra
(…)
en el centro de la noche ladran los perros
como un clamor recuperado
que pronto se sumerge
cuando el gallo cante
ya no estaremos
pero algún otro
el hijo del botero
que está aún en veremos
escuchará sin darse cuenta
sin querer lo colgará de adorno
de su morada infancia
(…)
también las cosas se llaman
a sí mismas
unas a otras ni bien emergen
como sirenas que tuvieran voz
y oído
sólo para ellas
el fiel de la balanza
marca la hora justa
cuando todos los detalles
del recuerdo
cada uno de los protagonistas
están por fin presentes
reunidos
emiten un sonido
que no era el del suceso evocado
el recuerdo es una grabación
la escena
depende de una correspondencia
armónica entre las partes
que de hecho es imposible
en el llamado mundo real
es una suerte de malabarismo
de planetas detenidos fijos
muertos
veloces
al fondo una consistencia
parecida al cielo
(...)
hablan del desarraigo de los meteoritos
de la porosa noche encandilada
de sus cuerpos de las grietas
de sus cuerpos de las arrugas musculosas
de sus cuerpos de los pequeños
cascotes que les siguen atontados
por el imán irresistible del viaje
hablan de esas piedras desprendidas
del primer estallido como de viejas
tías casquivanas y heroicas