tuve una novia a veces
tenía una molécula
a esta altura
que daba una luz fría
y otra roja
con cualquiera de esas luces
hacía guisos sustanciosos
violentos
hubiera puesto en la balanza
su peso en oro
de haber estado mejor
de los pulmones
de haber sido altruista
de hecho era igualita a else
el ángel estilita de la gran estrella
pero quién sabe
nos abandonó
no sé dónde la puse
(...)
tenía un tambor y una palabra
para hacer la lluvia
afinaba y afinaba y afinaba
sus largas cuerdas viscerales
sin llegar nunca a pronunciarse
los dioses arrugaban
el cielo cauteloso
nos daba sus bendiciones
un segundo antes
del ataque del canto
(...)
sólo solos
podían entrar en el club
porque el club era sólo
de solos y solas
sólo solas y solos
decía en la puerta
y si bien esa puerta se abría
a cualquiera que fuera
sin acompañante
se cerraba implacable
tras el solitario
de adentro hacia afuera
(...)
nos citamos ante los portales
y ante esos portales puntuales
ansiosos
nos dimos la mano
con vistas a entrar de la mano
en el club de los solos
todo estaba en su hora y lugar
al menos
las lunas del cronógrafo
el cielo estrellado
su traje a lunares
nuestro idilio
el delicado raso de los guardias
(...)
en el tris de la cresta
de la circunstancia
flotando sobre una única baldosa
me dio su molécula al son
de la luz meridiana
los guardias cruzaron sus lanzas
en fractal conjura
se oían apenas las lluvias
de fuego de fiestas remotas
el reloj del traje
no había pestañeado siquiera
la aguja incisiva
contra los portales
habíamos logrado detenerlo todo
todo pero todo todo
pero todo para qué
pero todo para cuándo
la casta nigromancia
de mi novia
no echó abajo los muros
de la disco
ni doblegó las lanzas
nos entretuvo a todos
con cualquiera de esas luces
hacía guisos sustanciosos
violentos
hubiera puesto en la balanza
su peso en oro
de haber estado mejor
de los pulmones
de haber sido altruista
de hecho era igualita a else
el ángel estilita de la gran estrella
pero quién sabe
nos abandonó
no sé dónde la puse
(...)
tenía un tambor y una palabra
para hacer la lluvia
afinaba y afinaba y afinaba
sus largas cuerdas viscerales
sin llegar nunca a pronunciarse
los dioses arrugaban
el cielo cauteloso
nos daba sus bendiciones
un segundo antes
del ataque del canto
(...)
sólo solos
podían entrar en el club
porque el club era sólo
de solos y solas
sólo solas y solos
decía en la puerta
y si bien esa puerta se abría
a cualquiera que fuera
sin acompañante
se cerraba implacable
tras el solitario
de adentro hacia afuera
(...)
nos citamos ante los portales
y ante esos portales puntuales
ansiosos
nos dimos la mano
con vistas a entrar de la mano
en el club de los solos
todo estaba en su hora y lugar
al menos
las lunas del cronógrafo
el cielo estrellado
su traje a lunares
nuestro idilio
el delicado raso de los guardias
(...)
en el tris de la cresta
de la circunstancia
flotando sobre una única baldosa
me dio su molécula al son
de la luz meridiana
los guardias cruzaron sus lanzas
en fractal conjura
se oían apenas las lluvias
de fuego de fiestas remotas
el reloj del traje
no había pestañeado siquiera
la aguja incisiva
contra los portales
habíamos logrado detenerlo todo
todo pero todo todo
pero todo para qué
pero todo para cuándo
la casta nigromancia
de mi novia
no echó abajo los muros
de la disco
ni doblegó las lanzas
nos entretuvo a todos
eso sí
incluidas supremas entidades
pero para cuando
la lágrima siguió su curso
ella y yo
seguíamos afuera
no nos iban a dejar entrar
nunca
ni ahí
de hecho
no nos dejaron
el club
era sólo de solos y solas
sólo solas y solos
rezaba en la puerta
y si bien esa puerta
se abría a cualquiera
que trajera un traje
su corbata en vilo
delatora
un cuerpo sin nadie
todo portal es puerta giratoria
de tan rápida
mayor la vehemencia
en el envión de entrar
más afuera nos deja
(...)
de adentro llegan voces
nos llaman
nos llaman a los gritos
los otros
los clones solitarios
quédense en el molde
no vengan
ni un paso atrás
ni un paso al frente
por natural decantación
cada uno
solo
encontrará su plaza
a la intemperie
en el jardín aullante
de los animales
incluidas supremas entidades
pero para cuando
la lágrima siguió su curso
ella y yo
seguíamos afuera
no nos iban a dejar entrar
nunca
ni ahí
de hecho
no nos dejaron
el club
era sólo de solos y solas
sólo solas y solos
rezaba en la puerta
y si bien esa puerta
se abría a cualquiera
que trajera un traje
su corbata en vilo
delatora
un cuerpo sin nadie
todo portal es puerta giratoria
de tan rápida
mayor la vehemencia
en el envión de entrar
más afuera nos deja
(...)
de adentro llegan voces
nos llaman
nos llaman a los gritos
los otros
los clones solitarios
quédense en el molde
no vengan
ni un paso atrás
ni un paso al frente
por natural decantación
cada uno
solo
encontrará su plaza
a la intemperie
en el jardín aullante
de los animales